La chair est triste, hélas! et j´ai lu tous les livres.
Fuir! là-bas fuir! je sens que des oiseaux sont ivres
D´être parmi l´écume inconnue et les cieux!
Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux
Ne retiendra ce coeur qui dans la mer se trempe,
O nuits! Ni la clarté déserte de ma lampe
Sur le vide papier que la blancheur défend
Et ni la jeune femme allaitant son enfant.
Je partirai! Steamer balançant ta mâture!
Lève l´ancre pour une exotique nature!
Un ennui, désolé par les cruels espoirs,
Croit encore à l´adieu suprême des mouchoirs!
Et, peut-être, les mâts, invitant les orages,
Sont-ils de ceux qu´un vent penche sur les naufrages
Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fértiles îlots.
Mais, ô mon coeur, entends le chant des matelots
Vers et prose, 1893
Brisa marina
La carne está triste, ¡ay! Y leí todos los libros.
¡Huir! ¡Lejos! ¡Huir! Siento que los pájaros están ebrios
Por estar en medio de la espuma desconocida y de los cielos
Nada, ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
Retendrá a este corazón que se embebe en el mar,
¡Noches! Ni la claridad desierta de mi lámpara
Sobre el vacío papel que la blancura protege
Ni la joven dando de mamar a su hijo.
¡Partiré! Barco de vapor balanceando tu arboladura,
¡Leva el ancla a una exótica naturaleza!
Un tedio, desolado por crueles esperanzas,
¡ Cree aún en el adiós supremo de los pañuelos!
Y quizás, los mástiles, invitando a las tormentas,
Sean de los que un viento inclina por encima de naufragios
Perdidos, sin mástiles, sin mástiles ni fértiles islotes,
Pero, corazón mío, escucha el canto de los marineros.
Versos y prosa, 1893
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