Un salto por el neoclasicismo para llegar al Romanticismo

Abandono a los escritores barrocos y místicos y salto el Neoclasicismo para llegar al Romanticismo que comenzó en España a final del s. XVIII.

Las características literarias de este movimiento son: Rechazo del Neoclasicismo, subjetivismo (emociones y sentimientos personales), atracción por lo nocturno, misterioso o exótico, fuga del mundo, identificación con la Naturaleza y los viajes, ansia de libertad y rebeldía, idealismo…

Duque de Rivas

Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano (Córdoba, 10 de marzo de 1791-Madrid, 22 de junio de 1865), III duque de Rivas y grande de España, fue un dramaturgo, poeta, historiador, pintor y estadista español, que hoy goza de notoriedad por su drama romántico Don Álvaro o la fuerza del sino, en prosa y verso (1835). Su estreno supuso un estruendoso éxito que recuerda el que en Francia había obtenido Víctor Hugo con su Hernani.
De ideas liberales, luchó contra los franceses en la guerra de independencia y más tarde contra el absolutismo de Fernando VII, por lo que tuvo que exiliarse a Malta. Estas experiencias inspiraron algunos de sus poemas, como Con once heridas mortales, al modo de los antiguos romances pastoriles.
Fue embajador en Nápoles y en París, vicepresidente del Senado y del Estamento de Próceres, ministro de la Gobernación y de Marina, presidente del Consejo de Ministros (durante solo dos días de 1854), presidente del Consejo de Estado y director de la Real Academia Española.

Obras:

Poesías, 1814
Don Álvaro o la fuerza del sino, 1835
Romances históricos, 1841
Sonetos

Mísero leño

Mísero leño, destrozado y roto,
que en la arenosa playa escarmentado
yaces del marinero abandonado,
despojo vil del ábrego y del noto.

¡Cuánto mejor estabas en el soto,
de aves y ramas y verdor poblado,
antes que, envanecido y deslumbrado,
fueras del mundo al término remoto!

Perdiste la pomposa lozanía,
la dulce paz de la floresta umbrosa,
donde burlabas los sonoros vientos.

¿Qué tu orgulloso afán se prometía?
¿También burlarlos en la mar furiosa?
He aquí el fruto de altivos pensamientos.

Letrilla

Decidme, zagales,
¿qué fuerza tendrán
los ojos de Lesbia,
que así me hacen mal?
Desde que los vide
ni sé descansar;
perdí mi reposo,
no puedo parar.
Sin duda que fuego
oculto tendrán,
pues, cuando me miran,
me siento abrasar.
Mas no da este fuego
incomodidad,
sino solamente…
no lo sé explicar.
Decidme, zagales,
¿qué fuerza tendrán
los ojos de Lesbia,
que así me hacen mal?


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