Edmond Rostand

1868-1918

Edmond Eugène Joseph Alexis Rostand, hijo del economista Eugène Rostand estudia Derecho en París antes de dedicarse a la escritura. Escribe, primero sin éxito, poemas, luego una comedia en verso Les Romanesques. Sus obras La Princesse lointaine y La Samaritaine escritas para la actriz Sarah Bernhardt tuvieron cierto éxito.
Pero fue sobre todo gracias a Cyrano de Bergerac, como encontrará el reconocimiento, estrenada el 28 de diciembre de 1897.
Poco después entró en La Academia francesa, a los 33 años.
En el invierno de 1918 muere de la gripe española.
Cyrano de Bergerac es la obra de teatro en verso que rehabilitó el drama romántico en Francia y que, sin desgastarse por el tiempo, sigue teniendo éxito en sus adaptaciones en el teatro o en el cine.
Representa uno de los últimos triunfos del teatro en verso, en donde lo romántico encuentra una nueva juventud con sus defectos y cualidades.
Hay facilidad y banalidad tal vez, pero el lirismo verbal, la originalidad de las imágenes y un sentido muy eficaz en cuanto al efecto dramático.
A pesar del éxito de Cyrano de Bergerac, el Neorromanticismo en el teatro no se prolongó más. Por eso se puede considerar su obra como el canto del cisne del romanticismo dramático.

Obra poética:
Les Mousardises, 1890
Ode à la musique, 1890
La Princesse lointaine, obra de teatro en verso, 1895
Pour la Grèce, poema, 1897
Cyrano de Bergerac, pieza teatral en alejandrinos, 1897
Un soir à Hernani, homenaje a Víctor Hugo, 1902
Le vol de La Marseillaise, poemas sobre la guerra, 1915

Cyrano de Bergerac, fragment

Le vicomte
Vous…avez un nez…heu…un nez…très grand
Cyrano, gravement
Très
Le vicomte
Ha!
Cyrano, imperturbable
C´est tout?
Le vicomte
Mais…
Cyrano
Ah ! non ! c’est un peu court, jeune homme !
On pouvait dire… Oh ! Dieu !… bien des choses en somme…
En variant le ton, — par exemple, tenez :
Agressif : « Moi, monsieur, si j’avais un tel nez,
Il faudrait sur-le-champ que je me l’amputasse ! »
Amical : « Mais il doit tremper dans votre tasse !
Pour boire, faites-vous fabriquer un hanap ! »
Descriptif : « C’est un roc !… c’est un pic !… c’est un cap !
Que dis-je, c’est un cap ?… C’est une péninsule ! »
Curieux : « De quoi sert cette oblongue capsule ?
D’écritoire, monsieur, ou de boîte à ciseaux ? »
Gracieux : « Aimez-vous à ce point les oiseaux
Que paternellement vous vous préoccupâtes
De tendre ce perchoir à leurs petites pattes ? »
Truculent : « Ça, monsieur, lorsque vous pétunez,
La vapeur du tabac vous sort-elle du nez
Sans qu’un voisin ne crie au feu de cheminée ? »
Prévenant : « Gardez-vous, votre tête entraînée
Par ce poids, de tomber en avant sur le sol ! »
Tendre : « Faites-lui faire un petit parasol
De peur que sa couleur au soleil ne se fane ! »
Pédant : « L’animal seul, monsieur, qu’Aristophane
Appelle Hippocampelephantocamélos
Dut avoir sous le front tant de chair sur tant d’os ! »
Cavalier : « Quoi, l’ami, ce croc est à la mode ?
Pour pendre son chapeau, c’est vraiment très commode ! »
Emphatique : « Aucun vent ne peut, nez magistral,
T’enrhumer tout entier, excepté le mistral ! »
Dramatique : « C’est la Mer Rouge quand il saigne ! »
Admiratif : « Pour un parfumeur, quelle enseigne ! »
Lyrique : « Est-ce une conque, êtes-vous un triton ? »
Naïf : « Ce monument, quand le visite-t-on ? »
Respectueux : « Souffrez, monsieur, qu’on vous salue,
C’est là ce qui s’appelle avoir pignon sur rue ! »
Campagnard : « Hé, ardé ! C’est-y un nez ? Nanain !
C’est queuqu’navet géant ou ben queuqu’melon nain ! »
Militaire : « Pointez contre cavalerie ! »
Pratique : « Voulez-vous le mettre en loterie ?
Assurément, monsieur, ce sera le gros lot ! »
Enfin parodiant Pyrame en un sanglot :
« Le voilà donc ce nez qui des traits de son maître
A détruit l’harmonie ! Il en rougit, le traître ! »
– Voilà ce qu’à peu près, mon cher, vous m’auriez dit
Si vous aviez un peu de lettres et d’esprit :
Mais d’esprit, ô le plus lamentable des êtres,
Vous n’en eûtes jamais un atome, et de lettres
Vous n’avez que les trois qui forment le mot : sot !
Eussiez-vous eu, d’ailleurs, l’invention qu’il faut
Pour pouvoir là, devant ces nobles galeries,
Me servir toutes ces folles plaisanteries,
Que vous n’en eussiez pas articulé le quart
De la moitié du commencement d’une, car
Je me les sers moi-même, avec assez de verve,
Mais je ne permets pas qu’un autre me les serve.
Cyrano de Bergerac, 1897
Acte I, Scène III

Cyrano de Bergerac, fragmento

El vizconde
Tiene usted una nariz…eh…una nariz muy grande
Cyrano, con gravedad
Mucho
El vizconde
¡Ah!
Cyrano, imperturbable
¿Ya está?
El vizconde
Pues…
Cyrano
……¡Ah No! Es poca cosa, ¡joven!
Se podrían decir…¡Oh Dios!…más cosas en suma…
Variando el tono, por ejemplo, tenga:
Agresivo: “Señor, si yo tuviese su nariz,
Tendrían que amputármela en el acto”
Amistoso: “¡Seguro que se la moja en su taza!
¡Para beber, que le fabriquen un copón!
Descriptivo: ¡Es una roca!…¡Es un pico!…¡Es un cabo!…
¿Qué digo un cabo? ¡Es una península!
Curioso: “¿Para qué sirve esta oblonga cápsula?
¿De escritorio, señor o de estuche de tijeras?”
Gracioso: ¿Ama usted a tal punto a los pájaros
que de manera paterna se ha preocupado
en tenderles una percha para sus patitas?
Truculento: Mientras que usted fuma,
le sale el vapor del tabaco de la nariz
sin que ningún vecino grite: ¡Fuego!
Prevenido: ¡Preserve su cabeza arrastrada
por el peso de caer hacia adelante al suelo!
Tierno: ¡Que le construyan un parasol
para que su color al sol no se mustie!
Pedante: ¡Tan solo el animal al que Aristófanes
llama Hipocampoelefantecamellus,
debió tener bajo la frente tanta carne sobre huesos!
Caballeroso: Amigo mío, ¿esta ganzúa está de moda?
Para colgar un sombrero, en verdad es muy cómoda.
Enfático: Ningún viento puede, nariz magistral,
acatarrarte del todo, excepto el mistral.
Dramático: “Es el Mar rojo cuando sangra”
Admirativo: “¡Qué buen letrero para un perfumador ¡
Lírico: ¿Usted es una concha? ¿Es usted un tritón?
Ingenuo: ¿Cuándo se visita este monumento?
Respetuoso: Sufra, señor cuando le saluden
entenderá ¡qué es estar en primera línea!
Campechano: ¡ Eh! ¡Pardiez¡ ¿Es esto una nariz? ¡Nanay!
¿Es como un nabo gigante o un melón enano?
Militar: ¡Apunte a la caballería!
Práctico: ¿Quiere jugársela a la lotería?
¡Seguramente ganaría el gordo!
En fin parodiando a Pyrame con un sollozo:
¡“Ahí tienen la nariz que de los rasgos de su amo
ha destruido la armonía”! Por ello, enrojece, ¡ la traidora!
-Esto es poco más o menos, querido mío, aquello que usted me hubiese dicho si tuviese un poco de letras y de ingenio:
Pero ingenio, oh el más lamentable de los seres,
no tuvo jamás un átomo, y letras
solo tiene las cinco que forman la palabra: ¡Necio!
Por otra parte, hubiese tenido acaso la inventiva necesaria
para poder aquí, delante de estas nobles galerías,
servirme todas estas locas galanterías,
que usted no hubiese articulado ni la cuarta parte
de la mitad del comienzo de una
pues yo mismo me las sirvo con bastante inspiración,
pero no permito que otro me las sirva.

                                                        Cyrano de Bergerac, 1897
                                                         Acto I, Escena III

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