Tus allegados

(Aclaración)

Tengo la impresión, al seguir las informaciones, en relación a las reuniones familiares en estas fiestas que se aproximan, primero, que hay mucha ambigüedad en las pautas a seguir (¿quien se considera allegado en una familia?) y segundo que la gente quiere que le den órdenes o lo que viene a ser lo mismo, hay gente completamente necia.

Si no queremos una tercera ola, claro que no debe de haber reuniones navideñas, esta es mi opinión.

Ayer, al oír estas ambigüedades y despropósitos, me vino en mente un escrito que se titula precisamente: » Tus allegados» y que nada tiene que ver con pandemias, sólo el título , y me trae recuerdos.

Tus allegados

Los sentí, hablaban, estaban vivos, no había en mí ninguna duda, esas personas tan cercanas a ti rebosaban vida por todas partes, contaban anécdotas triviales y otras de una profundidad emocionante. A veces, chistes oportunos, con el lenguaje usual de aquella época pasada y yo me reía como si estuviesen en medio de nosotros, escuchándonos.
En otras ocasiones, se convertían en siluetas deslizantes de borrosos perfiles, pero siempre dinámicos en sus actuaciones, en situaciones variadas, bien en su ciudad natal o en cualquier otra accidental: Santander-Londres-Oporto-San Amaro- La Reguesenda-Vigo.
Eran de carne y hueso, gesticulaban, tenían manías, ocurrencias, despropósitos…
Muchas veces, presidían una gran mesa con invitados y ella, la anfitriona, muy cansada ya del alboroto, ordenaba aproximar diplomáticamente los sombreros de los invitados que se empezaban a poner pesados.
Con mucha frecuencia, los anfitriones eran recibidos en viviendas cercanas o de los alrededores. Entonces, se preparaban con sus mejores galas, daban órdenes domésticas de rigor y se ausentaban de la casa.
En una ocasión, invitados ellos y su familia, fueron recibidos por el servicio con extrañeza pues los señores no habían puesto al corriente a la servidumbre de dicha invitación ¡ quizá la habían olvidado por completo !
Tus allegados eran reales en mí, en ti, ocupaban un espacio importante en nuestras conversaciones, vivían en nosotros, pero hasta el día en que me enseñaste el lugar donde yacían, no me di cuenta de que estaban en otra dimensión, que se habían reducido a unas letras mayúsculas esculpidas sobre un gélido mármol blanco, en el panteón familiar.

Instantes sentimentales


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *