1929- 1990
Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía castellana: hijo de Luis Gil de Biedma y Becerril (hermano del político José Gil de Biedma), fallecido el 14 de octubre de 1970 y de María Luisa Alba (1897-1989). Su padre se trasladó a Barcelona para trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas. El que fuera su despacho puede ser visitado hoy en día en el Hotel 1898 en La Rambla de Barcelona.
Gil de Biedma estudió Derecho en Barcelona y en la Universidad de Salamanca, institución esta última donde obtuvo su licenciatura en dicha materia. Su poesía evoluciona desde los primeros poemas intimistas de “Las afueras al compromiso social” de Compañeros de viaje. Al mismo tiempo es una poesía que evita constantemente el surrealismo y busca la contemporaneidad y la racionalidad a toda costa a través de un lenguaje coloquial, si bien desnudo de toda referencia innecesaria. Verdadero exponente de lo que se suele denominar una doble vida, Biedma desarrolla actividades empresariales (su padre lo introdujo en el negocio tabaquero familiar) y al mismo tiempo coquetea intelectualmente con el marxismo y su vida interior queda por completo marcada por la homosexualidad, circunstancia que, en el seno de su profundo pesimismo, lo va a llevar a vivir al límite toda una serie de experiencias íntimas autodestructivas. En 1965 solicita ingresar en el PSUC pero el ingreso le es denegado por su condición de homosexual. Aun así, continuó su relación con los círculos cercanos a los movimientos comunistas.
Si bien hasta entonces había sido un gran lector de poesía francesa, en particular de Charles Baudelaire, en 1953 se trasladó a vivir a Oxford, lo que lo puso en contacto con la poesía anglosajona del momento, hecho que ejercería la influencia más determinante en su obra posterior. A partir de 1955 trabaja en la empresa de tabacos de su familia. En 1959 publica Compañeros de viaje, que juntamente con Moralidades (1966) integra la parte más social de su poesía, con piezas llenas de denuncia política en las que evoca la hipocresía burguesa, la miseria que presidía el sistema capitalista, la opresión del pueblo por la España franquista y la discriminación de la mujer.
En 1965 aparece A favor de Venus, una colección de poemas de amor impregnados de erotismo, y en 1968, por último, publica Poemas póstumos. A partir de entonces Biedma publicará diversos poemas en revistas literarias, así como unas memorias: Diario de un artista seriamente enfermo. En 1968 fue incluido en la Antología de la nueva poesía española.
En 1974, Biedma padeció una crisis que le lleva a dejar la vida literaria y se recluye en un férreo nihilismo. El determinismo de una sociedad incapaz de cambiar su historia y el conformismo y desencanto que impregna el mundo intelectual de izquierdas después de la transición a la democracia lo abocaron a la desesperación. Fracasaron sus esfuerzos por sobrevivir a la apatía del conformismo burgués del que no conseguía escapar, él mismo escribió que era «señorito de nacimiento» y que se arrepentía «de los palos que no le habían dado», y notó que su voluntad de escritor había desaparecido: «No me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir». Murió de sida en enero de 1990, al lado de su pareja, el actor Josep Madern. Sus restos fueron incinerados y enterrados en el panteón familiar de Nava de la Asunción (Segovia) acompañado de Madern, Juan Marsé y su mujer, Joaquina Hoyas que le cuidaron hasta sus últimos días. En Nava vivió el poeta largas temporadas (incluyendo toda la Guerra Civil), escribió parte de sus diarios y algunos de sus poemas, entre los que destaca “Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma”. Poema iniciático con el que inventa una nueva máscara narrativa, que no es más que la máscara del muerto.
Después de su muerte se editaron sus memorias: Retrato del artista.
Obra poética:
• Versos a Carlos Barral (edición del autor, Orense, 1952)
• Según sentencia del tiempo (1953).
• Compañeros de viaje (Barcelona: Joaquín Horta, 1959).
• En favor de Venus (1965)
• Moralidades (1966)
• Poemas póstumos (1968)
• Colección particular (Seix Barral, 1969)
• Diario del artista seriamente enfermo (1974),
• Las personas del verbo (Seix Barral, 1975; 2º edición: 1982)
• El pie de la letra: Ensayos 1955-1979 (Crítica, Barcelona, 1980)
• Antología poética (Alianza, 1981)
• Jaime Gil de Biedma. Conversaciones (El Aleph, 2002) Edición y prólogo de Javier Pérez Escohotado
• El argumento de la obra. Correspondencia (Lumen, 2010)
• Diarios 1956-1985 (Lumen, 2015)
Selección poética:
A una dama muy joven, separada
En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.
Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.
Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
-Isabel, niña Isabel-,
sobre un taburete erguida,
radiante, despeinada
por un viento sólo tuyo,
presidiendo la farra.
De quién, al fin de una noche,
no te habrás enamorado
por quererte enamorar!
Y todo me lo han contado.
¿No has aprendido, inocente,
que en tercera persona
los bellos sentimientos
son historias peligrosas?
Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.
Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.
Canción de aniversario
Porque son ya seis años desde entonces,
porque no hay en la tierra, todavía,
nada que sea tan dulce como una habitación
para dos, si es tuya y mía;
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
cantemos, alegría!
Y luego levantémonos más tarde,
como domingo. Que la mañana plena
se nos vaya en hacer otra vez el amor,
pero mejor: de otra manera
que la noche no puede imaginarse,
mientras el cuarto se nos puebla
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
y de historia serena.
El eco de los días de placer,
el deseo, la música acordada
dentro del corazón, y que yo he puesto apenas
en mis poemas, por romántica;
todo el perfume, todo el pasado infiel,
lo que fue dulce y da nostalgia,
¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces
soñabas y soñaba?
La realidad -no demasiado hermosa-
con sus inconvenientes de ser dos,
sus vergonzosas noches de amor sin deseo
y de deseo sin amor,
que ni en seis siglos de dormir a solas
las pagaríamos. Y con
sus transiciones vagas, de la traición al tedio,
del tedio a la traición.
La vida no es un sueño, tú ya sabes
que tenemos tendencia a olvidarlo.
Pero un poco de sueño, no más, un si es no es
por esta vez, callándonos
el resto de la historia, y un instante
-mientras que tú y yo nos deseamos
feliz y larga vida en común-, estoy seguro
que no puede hacer daño.
No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Poemas póstumos ,1968
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