1815-1852
Lady Ada Lovelace, matemática y escritora británica, fue una pieza clave en la historia de la computación. En 1834, muchísimo antes de que estos aparatos llegaran a existir, los apuntes de Ada, en colaboración con Charles Babbage y su máquina analítica, se transformaron en el primer algoritmo destinado a ser procesado. Ella fue la primera persona del mundo en describir un lenguaje de programación y conceptos como el bucle, la subrutina y el uso de tarjetas perforadas. La madre de la computación.
Ese año Ada publicó una serie de notas sobre su hallazgo pero firmó sólo con sus iniciales para evitar la censura por ser mujer.
Su nombre de nacimiento es Augusta Ada Byron y es la única hija legítima del poeta y escritor inglés Lord Byron. Sus padres se separaron cuando ella tenía sólo un mes y su madre se empecinó en orientarla hacia los números para alejarla de las letras y de cualquier cercanía con su padre. Pero Ada se las arregló para hacerlas todas y se autodefinió como científica poetisa y analista metafísica. Murió a los 37 años por un cáncer de útero y fue enterrada, por petición propia, junto al padre que nunca conoció.
Hay que añadir también que la capacidad de Ada para apreciar la belleza de las matemáticas es un don que escapa a muchas personas, incluídas algunas que se conciben a sí mismas como intelectuales.
Ada comprendía que las matemáticas constituían un hermoso lenguaje, que describe la armonía del universo y que a veces puede ser poético. Pese a los esfuerzos de su madre, seguía siendo digna hija de su padre, con una sensibilidad poética que le permitía ver una ecuación como una pincelada que reflejaba un aspecto del esplendor físico de la naturaleza, al igual que era capaz de visualizar el mar de vino negro o una mujer que camina en la belleza, como la noche.
¿Qué es la imaginación?- se preguntaba en un ensayo escrito en 1841- Es la facultad de la combinación. Aúna cosas, hechos, ideas y concepciones en combinaciones nuevas, originales, infinitas, en constante variación…
El poeta Lord Byron (1788-1824) falleció un 19 de abril. Dedicó a su hija, Ada Lovelace, con la que nunca convivió, el poema que comienza de este modo:
Es tu rostro como el de mi madre, ¡mi hermosa niña!
¡Ada! ¿Única hija de mi casa y corazón?
Cuando vi por última vez tus azules ojos jóvenes, sonrieron,
y después partimos no como ahora lo hacemos,
sino con una esperanza.
Despertando con un nuevo comienzo,
las aguas se elevan junto a mí; y en lo alto
los vientos alzan sus voces: Me voy,
¿a dónde? No lo sé; pero la hora llegará
cuando las playas, cada vez más lejanas de Albion,
dejen de afligir o alegrar mis ojos.
Fuente: wikipedia
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