Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, Bécquer (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870), fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico.
Inauguró, junto con Rosalía de Castro, la poesía moderna española, y fue reconocido por autores prestigiosos como Miguel de Unamuno, Los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, entre otros.
Entre sus últimos deseos, solicitó a su amigo, el poeta Ferrán, que quemase sus cartas personales, para impedir su deshonra, y que publicasen sus versos. Opinó que “muerto seré más reconocido que vivo”, y su premonición se cumplió.
Si bien su fama se debió a sus versos, también sus prosas fueron magníficas. En Las leyendas, cautiva al lector mostrándole un mundo fantástico, que lo atrapa hasta el final. No trató de dejar enseñanzas morales, ni se ató a la lógica, sino que dejó fluir su imaginación y sus sentimientos, típico de los autores románticos. Algunas pertenecen al género gótico o de terror, otras, son verdaderas poesías, escritas en prosa, y otras son narraciones de aventuras.
Su obra más célebre es Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas dispersos y relatos, reunidos en uno de los libros más populares de la literatura hispana.
Obra :
• Rimas, obra que recogieron sus amigos, tras el incendio de la casa donde estas obras poéticas se guardaban, como una especie de historia de amor en la que se ve cómo el poeta va pasando por el proceso creador, el amor esperanzado, el desengaño y el dolor o la muerte.
• Historia de los templos de España, Madrid, 1857, publicada sólo el tomo I.
• Cartas literarias a una mujer, 1860-1861, publicadas en El Contemporáneo.
• Cartas desde mi celda, Madrid, 1864, son nueve, publicadas en El Contemporáneo, y reunidas posteriormente en la edición de Fortanet con el título Desde mi celda.22
• Libro de los gorriones, 1868, manuscrito.
• Obras completas, Madrid, Fortanet, 1871, dos volúmenes.
RIMA VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”!
RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón…
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: «¿Por que callé aquél día?»
y ella dirá. «¿Por qué no lloré yo?»
RIMA LII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día….
ésas… ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…, desengáñate,
¡así no te querrán!
El arpa olvidada
De su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé, ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «¡Levántate y anda!»
Rima XXIII
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso… yo no sé
qué te diera por un beso.
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