El viernes 17, inauguramos el año con el primer recital del mes de enero, organizado como es habitual por María Villar.

Esta vez mis lecturas no me pertenecían, eran una muestra de mis traducciones francófonas que están ya acabadas. Sólo me queda perfilar, labor que me encanta.

Me gustaría

Me gustaría cuando
nos cruzásemos que
no desviases tus ojos
no guardases de mí
un recuerdo en el que
entre el rencor
que permanezcamos
uno delante del otro
como dos amigos
que se han amado un poco
en un período
en que eran niños
cuyos caminos de la vida
se han perdido de vista
pero que guardan siempre
en un rincón de su alma
la memoria profunda
de su amor antiguo

E inútil

Fado: avec flocons et fantômes, 2001, Jean-Claude Pinson

El hombre se ha agarrado a la mujer

El hombre se ha agarrado a la mujer
Y la mujer murmura
“No te apartes, nos caemos
Ves, es un bonito viaje con el viento de la caída
Y es tan hermoso
El viento se encandila
En la casa demasiado clara que mantiene la palma abierta
Como una llanura
Sin turbulencias pese al viento”
Ambos se casan y el momento no se cae
La mujer no sabe a dónde van
El hombre cree saberlo quizás
Ella cierra simplemente los ojos
Para sentir mejor su corazón navegando hacia él
Y los vergeles forman estrellas
Se ve cómo se enamora el viento
Y sacude a los árboles locos
El hombre y la mujer llevan de referencia
La saciedad de antiguos castillos del paisaje
Que siempre han conocido anclados en el tiempo
“No te apartes, nos caemos”
Nudo compartido loco apoyo
El viaje y su punto fijo
Y el momento no se cae
Y el tiempo declina sin ellos

Le pélerin sentinelle, 1994 Danielle Althen

El alma hacia la eternidad

Hojas, agujas pequeñas que chocan
como choca el viento contra los días
y horada poco a poco la bruma

Aquí está el tiempo, alma mía. Dale la vuelta sin premura.
Atraviesa cada uno de los arcos que erige;
toma en tu mano las piedras
que jalonan el recorrido
de la tierra hasta el cielo
y de nuevo a la tierra

No existe ningún camino;
la búsqueda que proseguimos
reposa en cada cosa cercana
en cada instante que libera claridad.

El tiempo no transcurre El tiempo
arde a nuestro lado, silencioso
y bordeado de roca que se fisura
lentamente, en el desierto interior

Ningún camino. Sólo algunos pasos
en el linde del alba

Les Murs de la Grotte, 1998, Hélène Dorion

                                               

                                   

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