No me imaginaba

que tuvieras tan cerradas

las puertas de tu casa

 

Esperaba pasar

algunos instantes

secretos sagrados

en sus umbrales

-cercanías del alma-

 

Suponía que me darías permiso:

Adelante

y yo me adentraría

sigilosa

suavemente

muy despacio

por los entresijos enmarañados

de tu alma-casa

 

Creía que los surcos de tu cara

hablaban

de carencia

de ausencia

de ternura ansiada

 

Pensaba yo también

qué fácil sería

encontrarse en los recovecos

de las mismas casas

si yo la mía

la había abierto

para que tú entraras

 

No me imaginaba

que tuvieras tan cerradas

las puertas de tu casa-alma

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