Con la versión francesa de mi poesía de Un cara a cara, se reincorpora a su trabajo de traductor mi amigo André Philippot, ya que decidió ir a tomar el sol unos días a Antibes, en compañía de su mujer, Monique. Estaban tan hartos de la humedad de Bretaña…no sé si tomaron mucho sol, pero por lo menos cambiaron de aires y de conexiones tecnológicas…
A partir de Un face à face, reanudamos nuestros intercambios lingüísticos, nuestro ir y venir de palabras, el matiz, la semántica, la sonoridad,etc., etc., todo lo que requiere una traducción fiel, una versión que evite la traición de mi sentir ya sea en verso o en prosa.
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